España, Francia e Italia piden a la Comisión que exija las mismas garantías al país africano que a los productores locales
Las autoridades suecas emitieron el pasado 3 de febrero una alerta alimentaria después de detectar niveles veinte veces más altos de los permitidos de procimidona, un fungicida catalogado como «restos de plaguicida», en varias partidas de tomates procedentes de Marruecos. La hortaliza fue retirada de inmediato de los estantes de los supermercados del país escandinavo, pero la alerta ha dado munición a los países productores dentro de la Unión Europea para tratar de modificar el acuerdo preferencial con Marruecos. El Parlamento Europeo tenía previsto ratificar en una votación el acuerdo, pero las «dudas jurídicas» que suponía su impacto en las poblaciones del Sahara Occidental lo dejaron en suspenso el pasado ocho de febrero.
Italia, Francia y España -a través de Canarias, Andalucía, Valencia y Murcia- han presentado ya una proposición para que se añada al Acuerdo de Asociación con Marruecos una adenda en la que se exija «reciprocidad» respecto a las condiciones de producción en los terceros países, tanto en los aspectos fitosanitarios como en los medioambientales y sociales. La Unión Europea prohíbe el uso de procimidona a sus agricultores, pero lo permite para terceros, siempre que se ajuste a unos niveles que en el caso de Suecia se han superado ampliamente, ya que se detectaron niveles de hasta 0,51 miligramos por kilo frente a los 0,02 permitidos.
También se pide un «endurecimiento» de los controles a las importaciones, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo, ya que organizaciones agrarias de los citados países ya denunciaron que se superaban los cupos libres de aranceles -establecidos en el entorno de las 250.000 toneladas anuales- por parte de los productores de tomate marroquí.
Más controles
España votó a favor de la ratificación del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea (UE) y Marruecos en un Consejo de Ministros europeo celebrado en diciembre del pasado año, aunque todavía resta la votación del Parlamento Europeo. Pese a ese voto, la ministra Rosa Aguilar ha explicado que los controles a la entrada de tomate marroquí se van a endurecer para que no se sobrepase el cupo establecido.
Pese a todo, en el horizonte está la total liberalización del comercio de frutas y hortalizas, que la UE sitúa en el horizonte de 2020-2025, y que las organizaciones agrarias y de productores ven como inevitable, pero que intentarán que conlleve que Marruecos tenga que aplicar la legislación fitosanitaria del acervo comunitario, para evitar la «situación de desventaja» de los productores españoles y europeos respecto a los de terceros países, según un comunicado de Proexport.
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