RESUMEN FITOSANITARIO DE LA CAMPAÑA 2012. VIÑEDO
13/09/2012
MILDIU
La maduración de la oospora tuvo lugar entre el 20 y el 21 de marzo, cuando la viña se encontraba entre los estados fenológicos D (hojas incipientes) y E (hojas extendidas).
El 10 de abril empezaron a cumplirse en algunas zonas las condiciones para la contaminación primaria (10 ºC de temperatura, 10 mm de lluvia, 10 cm de desarrollo de brote), lo que parecía augurar una aparición temprana de los primeros síntomas de la enfermedad. Sin embargo, el mes de abril fue especialmente lluvioso (con en torno a 200 mm de lluvia) y las temperaturas fueron relativamente bajas, con lo que el ciclo de la enfermedad sufrió un retraso, así como el desarrollo de las plantas. Con esta situación, la primera mancha apareció entre el 3 y el 17 de mayo según las zonas, con las plantas entre los estados H (botones florales separados) y G (racimos separados).
La elevada sensibilidad del viñedo en ese momento, unido a la concurrencia de diferentes períodos con condiciones de infección, obligó a renovar los tratamientos antes de la floración (finales de mayo). Ya en la floración (que se inició en torno a los primeros días de abril) las condiciones climáticas fueron muy favorables al patógeno, lo que provocó importantes pérdidas en algunas parcelas que incluso habían sido tratadas sistemáticamente, por calendario. También las lluvias en la floración fueron el origen de corrimientos más o menos importantes en el racimo.
Al final de la floración (mediados de abril), aunque siguió habiendo condiciones favorables repetidamente, éstas no tuvieron un reflejo evidente en el campo, ni siquiera en las plantas testigo que no recibían tratamientos, con lo que la agresividad que demostró el hongo apenas una semana antes se vio atenuada. Continuó durante junio la reiteración de condiciones favorables, aunque ya con la uva cuajada y acercándose a tamaño guisante, apenas se observaron síntomas en los racimos. Durante prácticamente todo julio, ya con el racimo próximo a cerrarse o cerrado, continuaron registrándose de forma recurrente condiciones favorables, de manera que en hoja se observaron nuevos focos de infección, aunque en racimo la situación era más estable.
En la primera quincena de agosto, aun habiendo días con condiciones favorables, apenas se observaron síntomas en las plantas testigo, y ya en la segunda quincena se alcanzó el envero, con lo que los siguientes ataques del hongo afectaron únicamente a la vegetación, aunque hasta ahora sin una elevada incidencia.
De esta forma, debido a la inestabilidad climática registrada en esta campaña, los tratamientos debieron ser reiterados. Algunos viticultores llegaron a realizar hasta 18 intervenciones antimildiu, y la media se sitúa en 15-16. Los tratamientos realizados por nosotros según la técnica de lucha oportuna adaptada, que se fundamenta en comprobar cómo las condiciones favorables a las infecciones afectan a la aparición de síntomas, han sido 9-10 según las fincas. En cuanto a las pérdidas de cosecha, los casos más extremos hablan de hasta más de un 60% de cosecha perdida a consecuencia del mildiu, aunque lo normal es que no se llegue al 5%, lo cual ha sido también el valor máximo de pérdidas en las parcelas sometidas a nuestra técnica.




OIDIO
Si bien durante la campaña 2011 el oidio tuvo una presencia elevada en nuestra zona, en 2012 apenas causó problemas. Los primeros síntomas se detectaron en una variedad tinta en la última semana de mayo, con la uva entre "botones florales separados" y floración. En albariño los primeros signos de la presencia del patógeno se observaron en la primera semana de junio aunque sin apenas incidencia. Los tratamientos efectuados lograron contener bien el avance de la enfermedad y no fue hasta principios de julio cuando aparecieron ataques muy ligeros en racimo, sobre todo en las plantas testigo. Hacia finales del mismo mes volvieron a manifestarse síntomas en racimo, con la uva en "granos tamaño guisante", aunque también esporádicamente. En agosto, aun habiendo períodos favorables a las infecciones (nieblas localmente persistentes), no se observaron daños. Con la situación que acabamos de referir, este año fue posible controlar la enfermedad con solo dos o tres aplicaciones según las fincas.

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BOTRITIS
El 14 de abril se produjeron vientos y/o granizos en algunas zonas que aconsejaron la aplicación de un fungicida preventivo. En los primeros días de mayo, con los viñedos en pre-floración, aparecieron los primeros síntomas en hoja. La permanencia de condiciones húmedas durante este período hizo recomendable una nueva aplicación preventiva, sobre todo en variedades sensibles, y lo mismo sucedió inmediatamente después de la floración debido a la persistencia de las lluvias (aunque finalmente no se observaron daños al inicio del cuajado). Durante todo el mes de julio no se observaron síntomas, y hacia la mitad de agosto, debido a la presencia reiterada de lluvias incluso intensas, se recomendó una nueva aplicación solo en variedades sensibles. La misma recurrencia de condiciones favorables (humedad durante varias horas y temperaturas elevadas), aconsejaron un último tratamiento en las variedades de mayor sensibilidad.
Los tratamientos fueron recomendados por precaución debido a las condiciones especialmente húmedas del año. Sin embargo, debido a que en general no se observaron heridas en la uva a consecuencia de las polillas u otras causas, finalmente no hubo daños.


BLACK-ROT
En la tercera semana de mayo aparecen los primeros síntomas en el Condado debido a las condiciones tan húmedas de la primavera. Con el paso del tiempo y la permanencia de las mismas condiciones, las manchas se van extendiendo en la superficie foliar pero sin afectar a los racimos. A principios de junio se observan síntomas del patógeno en plantas de otras comarcas, sin afectar nunca a los racimos. No es hasta los primeros días de julio cuando aparecen algunos síntomas en racimo, muy esporádicos eso sí, que en general se mantuvieron estables. Con esta situación, aunque en un primer momento se pensó que podría haber pérdidas debidas a la presencia de este hongo, finalmente no se produjeron, ya que una elección más razonada de los tratamientos antimildiu o antioidio (con efecto paralelo frente a este otro patógeno) logró evitarlas.


PATOLOGÍAS DE MADERA
Ya en el mes de junio empezaron a observarse parcelas con plantas afectadas por este tipo de alteración. Esta sintomatología se hizo más evidente a principios de julio, tras una subida notoria de las temperaturas, y continuó avanzando durante todo el mes de agosto. En general, en este año se ha observado un incremento en la presencia de síntomas causados por estas enfermedades. Y, debido a su relación directa con las podas, es muy importante marcar las plantas afectadas para podarlas separadamente en su momento.


POLILLAS DEL RACIMO
En general, las capturas en las trampas de feromona han sido bajas este año, tanto de Lobesia botrana, la especie más abundante, como de Eupoecilia ambigüella, de la que únicamente recogimos 3 machos en la primera semana de julio. Los primeros glomérulos se observaron, aunque muy puntualmente, con el inicio de la floración (finales de mayo). La primera penetración larvaria no fue vista en el muestreo de racimos hasta la primera semana de julio, y en general nunca en toda la campaña hubo una elevada presencia de plaga. Por este motivo, en general no fue necesario aplicar ningún tratamiento.


CICADÉLIDOS
En la generalidad de parcelas, la presencia de cicadélidos ha sido relativamente baja en esta campaña. Se han recogido en conjunto más ejemplares de Zygina rhamni (especie menos nociva) que de Empoasca vitis. Ha habido en diferentes momentos ciertos incrementos en el número de capturas, pero sin llegar a cifras cercanas al umbral de tolerancia. Finalmente, los primeros ejemplares de la cicadela blanca de la vid, Scaphoideus titanus, se capturaron en la tercera semana de agosto, y continuaron capturándose durante todo el mes en cifras muy bajas. No fue necesario aplicar ningún tratamiento en toda la campaña.


ÁCAROS
Sin duda alguna esta ha sido una campaña caracterizada por la práctica ausencia de poblaciones de ácaros, según lo observado en nuestras parcelas de seguimiento y según lo determinado en las muestras que hemos recibido en laEFA. Sólo puntualmente se observaron focos muy localizados de acariosis. Tampoco fue necesario aplicar tratamientos acaricidas en esta campaña.
